Los supervivientes de las obras del metro

  • Pequeños comerciantes de Callejones del Perchel aguantan exhaustos tres años después

  • Despidos y vaciar los ahorros, las salidas elegidas

La calle ha reducido mucho el paso de gente, lo que ha 'hundido' a los negocios. / T.M.

La calle ha reducido mucho el paso de gente, lo que ha ‘hundido’ a los negocios. / T.M.

“Por donde ha ido pasando el metro y sus obras ha ido dejando ‘muertos’”. Son las duras palabras de María Victoria Ruiz, vecina de Callejones del Perchel y propietaria de la herboristería. Ella forma parte de ese pequeño grupo de supervivientes que, cual aldea gala, resisten a los embates de unas obras que ha hecho sucumbir a muchos pequeños negocios. La mayoría de los que aún mantienen sus puertas abiertas han tenido que despedir, reducir el horario de apertura al público o vaciar sus cuentas de ahorro para subsistir.

Mientras que el debate se ha trasladado a la Alameda Principal y se centra en las alternativas para la implantación del metro allí (soterrado para unos, en superficie, para otros). Mientras que el propio Ayuntamiento se plantea, incluso, acudir a los tribunales para impedir que se lleve a cabo la opción elegida por el Gobierno andaluz. Mientras todo eso ocurre, la calle Callejones del Perchel tiene entre sus locales comerciales a los últimos supervivientes de unas obras casi ‘eternas’ que este mes cumplen tres años.

María Victoria es una de ellas. Es media mañana y está sentada con cierto aire de resignación. No aparece ni un solo cliente. Pero es inmediato: escucha la palabra ‘metro’ y su gesto se pone en alerta. Reconoce que para ella ha sido casi una pesadilla tras 18 años regentando el negocio. La caída en sus ventas es del 70 % desde que a finales de 2009 llegaran las primeras máquinas. Cuando se le pregunta si ese desplome tiene sólo al metro como única causa, o hay que unir la crisis… “Sólo por el metro”, afirma con rotundidad.

¿Cómo se aguanta?

Las obras en el tramo Renfe-Guadalmedina. / TM

Las obras en el tramo Renfe-Guadalmedina. / TM

Junto a María Victoria y su herboristería están algo más de media decena de pequeños negocios que siguen manteniéndose firmes, después de que hayan sido muchos los que se han quedado en el camino. Una panadería, una administración de lotería o una farmacia. El que regenta esta última es Manuel Pérez-Piaya, que ha pasado a tener sólo a una trabajadora a media jornada. Sus ventas se han reducido más de un 50 % y se muestra resignado cuando se le pregunta por las compensaciones. Él ha presentado una reclamación por el retraso de las obras (les prometieron 14 meses y ya va por 36), pero no espera mucho.

Pero, ¿cómo se aguanta? ¿Cómo se consigue mantener abierto el negocio y resistir? Unos han tenido que despedir a una parte importante de la plantilla como única forma de subsistir. Otros han reducido el horario de apertura, adaptándose a un negocio bajo mínimos. Y otros, como María Victoria, se han visto obligados a agotar todos sus ahorros.

Ahora, las vallas empiezan a desaparecer y con ellas la venda que ocultaba los duros efectos de estas obras. Es media mañana y la calle apenas tiene tránsito. Queda mucho aún por resistir, pero a estas alturas los comerciantes de la zona, pese a las últimas ‘bajas’, no piensan en otra cosa que seguir abriendo todos los días. José González, que adquirió la licencia del quiosco en la esquina con Avenida de la Aurora, ya imagina el traslado que le prometieron a la entrada de la boca del metro.

Los plazos y el debate

Tras el parón del pasado año, las obras siguen su marcha. La Junta de Andalucía informó ayer de la conclusión del hormigonado del techo del túnel en esta zona. El objetivo es que la urbanización final de la calzada se lleve a efecto en los próximos dos meses, cumpliendo con la apertura al tráfico rodado en el mes de abril.

Y mientras todo esto ocurre, en la esfera política continúa la batalla por el metro en la Alameda Principal. Después del enfrentamiento abierto entre el Ayuntamiento y la Junta a cuenta de las diferencias en torno a la modalidad (en superficie o soterrado), el alcalde ha anunciado hoy que acudirá, si fuera necesario, a los tribunales para ‘tumbar’ la propuesta de Fomento.

Ese ya es un ruido de fondo para una calle, la de Callejones del Perchel, en la que aún resisten, cual aldea gala, unos comerciantes que sueñan con el día en el que las máquinas y las vallas sean parte de una pesadilla pasada.

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Periodista. De origen jienense, pero con vida malagueña. El optimismo, mi mejor arma.

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