El centro antiguo y el ruido: vecinos claman por una solución
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El ruido es creciente ante la expansión de terrazas y negocios hosteleros
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Una de las consecuencias es un ‘éxodo’ que ha reducido mucho la población en la zona
Una utopía, un objetivo casi inalcanzable. El descanso en el día a día para los más de 5.000 vecinos que pueblan los edificios del centro antiguo es una tarea titánica. La expansión de las terrazas y los negocios hosteleros, el incremento exponencial de las actividades diarias en la calle atraídas por la progresiva peatonalización de sus calles y la utilización del barrio como un “centro de ocio” hace que se haya convertido “en una de las dos o tres zonas más hinóspitas de toda la ciudad de Málaga” para ellos.
“No estamos en contra de la hostelería; nos encanta y nos gusta ver las terrazas llenas; pero cuando tu libertad choca con la mía ya hay un problema”, explica María José, quien lamenta que desde las administraciones se acuda “demagógicamente” a la creación de empleo como justificación para este incremento de la actividad y del ruido. En mitad de una crisis económica, ese argumento se antoja casi imposible de derribar.
No estamos en contra de la hostelería; nos encanta y nos gusta ver las terrazas llenas; pero cuando tu libertad choca con la mía ya hay un problema
El progresivo proceso de peatonalización, al que ‘Territorio Málaga’ dedicó un reportaje hace unas semanas a cuenta de la planteada en la Alameda Principal, no ha ido en beneficio de los vecinos habitantes de la conocida como la ‘almendra’ del centro de la ciudad. Al menos, así lo recalcan desde la asociación vecinal, que insisten en que en vez de entregar las plazas y calles para el uso y disfrute de los malagueños o para el visitante lo que se ha hecho es “entregarlas a manos privadas, de la hostelería”. El ruido que generan esas terrazas es uno de esos principales quebraderos de cabeza de los que viven en esas calles.
Las terrazas y los eventos
Y como ejemplos, el colectivo se refiere a la ocupación muy por encima del 60 % del espacio público en calles como Strachan (de tres a 13 negocios hosteleros en apenas unos años), Sánchez Pastor o en la plaza de las Flores, en el entorno de calle Larios. En este sentido, señalan una por una las plazas que sufren este mismo problema, lo que hace que la futura remodelación de la Plaza de Camas la coloque como la única “para uso y disfrute de los vecinos”.
A ello, suman el incremento exponencial de actos y eventos en la vía pública en el centro de la ciudad durante todo el año casi sin descanso. “Se ha convertido en un centro de ocio y por eso siempre hablamos de que es una tramoya, una herramienta para llamar al turismo”, explica la presidenta, que muestra la posición de los residentes con una frase rotunda: “Se nos acabaría muchos problemas si la administración reconociera que el centro es un barrio como otro de la ciudad, con unas características específicas”.
Se nos acabaría muchos problemas si la administración reconociera que el centro es un barrio como otro de la ciudad, con unas características específicas
El efecto de toda esta actividad es un ruido que se hace “ensordecedor e inaguantable” durante todo el año. Un ruido que es la particular ‘obsesión’ de los vecinos y que casi monopolizó las jornadas de debate que se celebraron hace algo más de medio año organizadas por el propio colectivo, en las que intervino el presidente de la Plataforma Española de Asociaciones contra el Ruido y Actividades Molestas.
Consecuencia: el ‘éxodo’
Esta problemática, junto con otras como la ausencia de infraestructuras públicas (aparcamiento, centro sanitario, centro de día para mayores…), ha contribuido a un ‘éxodo’ masivo de vecinos del centro a otras zonas de la ciudad. Hoy viven en sus edificios unos 5.000 malagueños, lo que supone una quinta parte de los que lo hacían dos décadas atrás, según las cifras de la asociación.
Son cada vez más los edificios vacíos o abandonados, un problema que también tiene la crisis económica como uno de los factores importantes. Y ante esta realidad, la reducción del número de vecinos continúa sin que, según ellos, se estén tomando medidas importantes desde las administraciones más allá de pequeñas actuaciones. “No se ha hecho un trabajo serio de volver a repoblar porque los intereses van por otro lado, pues ahora el espacio lo compartimos con otros colectivos que tienen la fuerza para realizar cualquier tipo de actividad municipal”, advierte María José.
No se ha hecho un trabajo serio de volver a repoblar porque los intereses van por otro lado, pues ahora el espacio lo compartimos con otros colectivos que tienen la fuerza para realizar cualquier tipo de actividad municipal
Posición municipal
Esta realidad es reconocida por el Ayuntamiento de la capital. La concejal del distrito centro, Gema del Corral, reconocía en una entrevista a ‘Territorio Málaga’ que existen “cosas que mejorar” y señalaba no sólo a la peatonalización, sino también al clima de Málaga y a la ley antitabaco (que acarrea la prohibición de fumar en el interior de los locales) como otros de los factores determinantes.
Del Corral señalaba la intervención en “algunas terrazas” de la zona y la continuación en este trabajo en coordinación con los vecinos y el Área de Comercio del Ayuntamiento para “intervenir en las ocupaciones de vía pública y para regularizar todas las terrazas que no estén en situación de legalidad”. En concreto, el Consistorio cifra los objetivos logrados en esta ‘batalla’: reducción de la ocupación ilegal del 62 al 10 % desde el pasado mes de mayo.
Desde la asociación de vecinos creen que las actuaciones son insuficientes y que no resuelven el problema. Un problema que, según ellos, se resolvería convirtiendo al centro “en un barrio” de la ciudad. Uno más.
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