“O vivir aquí o la calle”
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Cinco familias, con seis menores, entran a vivir en un edificio vacío de Capuchinos
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Su intención es pagar un alquiler social “asumible” en sus difíciles circunstancias
Es media mañana y en la calle Tejidos, entre Capuchinos y El Molinillo, se respira cierta tranquilidad. También en el bloque que ocupa los números 7 y 9, donde sus nuevos habitantes tratan de hacer vida normal. Son cinco familias, con seis niños, que desesperados ante las dificultades para encontrar una vivienda, decidieron entrar y habitarla. Después de dos meses y de una denuncia de la empresa constructora familiar, reclaman quedarse a vivir pagando un alquiler social. “O esto o la calle”.
No quieren ni oír hablar de ‘okupas’ ni de ‘corralas’. “Nosotros somos realojados… No armamos escándalo, no somos personas de ir rompiendo nada. Somos personas que necesitamos un hogar”, se afana en aclarar Ester, madre soltera de 41 años enferma del corazón y con una hija de 12 años. Con el dedo señala el piso y advierte del buen estado del edificio, del cuidado que se tiene con las cinco viviendas, a las que se ha venido a llamar ‘Comunidad de la Esperanza’.
Todos dependen de las ayudas públicas, de la caridad… Todos han solicitado innumerables veces una vivienda social en la que cobijarse, sin éxito. Hace ahora dos meses, Ester y Saray, dos madres solteras, Tania y Bernardo, una joven pareja a la espera de un hijo, y Marta e Inma decidieron habitar un edificio que, según ellos, llevaba más de dos años sin uso alguno. Lo hacen advirtiendo de su intención de pagar un alquiler social a los dueños, “asumible” en sus circunstancias actuales.
Nosotros somos realojados… No armamos escándalo, no somos personas de ir rompiendo nada. Somos personas que necesitamos un hogar
“Lo vimos vacío y decidimos entrar”
Hace ahora dos meses, dos madres, una joven pareja a la espera de un hijo y dos mujeres solteras decidieron abrir la puerta del edificio para entrar a vivir. Todos dependen de las ayudas públicas, de la caridad… Todos han solicitado innumerables veces una vivienda social en la que cobijarse, sin éxito. A través del colectivo Plan de Rescate Ciudadano, surgido al calor del 15-M y la movilización social tras el rescate financiero, se conocieron y tomaron la decisión.
“Vimos el edificio… Estaba abierto y nos metimos a vivir. Se han quitado muchas imperfecciones, goteras, humedades… Nos duelen las manos de quitar y no de romper”, explica Ester. No hay suciedad, ni desperfectos, sólo el cristal roto de la puerta tras el intento de entrar por parte de la Policía hace unos días. “Ojalá mucha gente pudiera venir a ver las condiciones en las que vivimos aquí”, relata, después de recordar que el edificio estaba abandonado por la constructora desde hacía años. Todos coinciden en que tras su llegada tuvieron que hacer una limpieza intensiva, porque se acumulaba suciedad y restos que evidenciaban el consumo de drogas y de alcohol por personas en el interior de este edificio.
Bajo ese techo hay un cúmulo de historias humanas que reflejan la dureza de la situación actual. Una pareja que supera por poco la veintena y que se queda sin ingresos justo cuando su primer hijo se prepara para llegar al mundo (nació ya viviendo en el edificio). Una madre soltera de 24 años con tres hijos (6 y 3 años y 6 meses) que ha sufrido ya un desahucio y que apenas reúne unos euros tras cubrir un puñado de horas limpiando. Una madre soltera enferma del corazón y con un hijo de 12 años. Una mujer que ha tenido que vivir año y medio en una tienda de campaña. Y una joven de 24 años que no tiene ningún ingreso.
Ninguno de ellos tiene hoy otra alternativa. “O esto o la calle”, recuerda Ester. La opción de la calle ni la contemplan, pues hay muchos menores implicados y estarían en serio riesgo, incluso, la custodia.”Si no tienes casa, te quitan a tus hijos y si tienes casa de esta forma, porque no hay otra, estás cometiendo un delito… ¿Qué hago?”, relata esta madre.
Si no tienes casa, te quitan a tus hijos y si tienes casa de esta forma, porque no hay otra, estás cometiendo un delito… ¿Qué hago?
¿Y los vecinos del entorno?
Pese a que huyen de comparaciones, el precedente de esta medida es la ‘Corrala de la Buena Ventura’. Su comienzo fue complicado, puesto que muchos vecinos pusieron el grito en el cielo ante el ruido y los problemas que generaron, tal y como lo hicieron ver a TerritorioMalaga.com. Sin embargo, en este caso hay mucho más apoyo de todo el entorno.
Muchos de los vecinos apoyan la iniciativa de estas familias y defienden su postura. Sin embargo, Saray, madre de 3 hijos y desahuciada, afirma con rotundidad: “Si quien escuche o lea esto se viera en esta situación, que se meta la mano en el pecho y se pregunte qué haría, si no haría lo mismo que estamos haciendo nosotros”.
¿Y el futuro?
La pasada semana, un representante de la constructora que levantó el edificio junto con un importante despliegue policial se personó allí. Trataron de acceder, aunque finalmente desistieron. Saray y los demás inquilinos se quejan amargamente del trato recibido, especialmente por el constructor, y de la detención “ilegal” de Bernardo, uno de ellos.
Al no poder acceder, presentaron una denuncia y a partir de ahora estas familias, al igual que ocurrió en la ‘Corrala de Buena Ventura’ serán citados para declarar. ¿Cómo se imaginan el día en el que les hagan abandonar este edificio? “Me tienen que sacar con los pies por delante”, advierte Saray. Ninguno quiere imaginarse ese día.
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